sábado, 8 de marzo de 2014

Modernismo y modernidad.

a) Modernistas y postmodernistas.

En el debate intelectual sobre las ideas "modernidad" ,"modernismo" y "modernización" desde el punto de vista de varios autores, tales como Marshall Berman, Perry Anderson, Sergio de Zubiría Samper y Consuelo Corredor Martínez haré referencia a varios documentos teniendo como base el libro de Marshall.

"Todo lo Sólido se desvanece en el aire", y los documentos escritos por los otros autores con el fin de intentar dar claridad al debate sobre la modernidad, Inicialmente nos encontramos con Berman que nos transporta por varios escenarios para explicarnos sobre la modernidad, el modernismo y la modernización, a través de su obra "Todo lo sólido se desvanece en el aire".

Según él para ser modernos debemos estar en un ambiente que nos promete una innovación de nosotros y del mundo que nos rodea y que también amenaza con destruir todo lo que somos, y esto no lo deja ver en le primera parte de su libro, cuando nos arrastra a través del proceso metamórfico de "El Fausto" de Goethe, donde los procesos y entornos en los que se encuentra el personaje son atravesados por experiencias que tienen que ver con lo moderno, podremos decir que la modernidad articula a toda la humanidad, pero esa articulación nos lanza a todos en una turbulencia desintegradora y renovadora. Lo moderno se alimenta por muchas vértices que se enmarcan lo económico, lo político y lo tecnológico acelerando el ritmo de la vida, generando nuevas formas del poder.

Ahora bien en el siglo XX se han generado procesos sociales que dan origen a la «modernización», modernización que es caracterizada por procesos históricos sustentados por una extraordinaria pluralidad de ideas y miradas que procuran hombres y mujeres como sujetos por un lado como objetos de la modernización, para que hagan suya los elementos de la naturaleza que les rodea.

De otro lado Berman nos hace ver como a lo largo del siglo pasado, toda la visión de la modernización se agrupó como modernismo, entendido este como el culmen de todos los procesos tanto en lo social, como en lo económico, político y tecnológico, Berman nos muestra que todo arranca cuando el hombre del común empieza a exigir sus derechos y por allí a la vez a abrirse camino por la "vorágine" hacia un espacio público propio en el que dejaría ser objeto y pasaría a ser parte del proceso del modernismo rumbo a lo moderno.

b) El boom latinoamericano.

Subversión novelística, trasgresión a la norma, rompimiento de lo establecido. Así se puede —entre otras muchas definiciones— definir el "boom" latinoamericano: no es un movimiento ni una escuela, es producto de la casualidad, una convergencia inesperada y sobre todo inusitada de jóvenes talentos que demostraron al mundo que Latinoamérica era capaz de crear cosas originales.

Se podría decir que se inició cuando el prestigioso Premio Biblioteca Breve de la Editorial Seix Barral fue a manos de un latinoamericano, Mario Vargas Llosa, por su novela La ciudad y los perros en 1962. Aunque ésta apareció un poco después —debido a la censura en España de la época— de otra novela considerada del boom.

La muerte de Artemio Cruz de Carlos Fuentes, se le toma en cuenta primero por su repercusión a nivel internacional (a raíz del premio, el marketing y las críticas de militares peruanos). Luego vendría Rayuela de Julio Cortázar en el 63, una novela venerada en círculos académicos más que de lectores, por una exigencia intelectual que redunda en lo ilegible. (A quien duela esta opinión, debe considerar que es la opinión de quien esto escribe.)

El año de 1967 fue un año para recordar: Miguel Ángel Asturias, guatemalteco, obtendría el Premio Nobel ese año, aunque en la actualidad nadie lea sus libros; Vargas Llosa el Premio Internacional de Novela Rómulo Gállegos por La Casa Verde, Fuentes el Biblioteca Breve por Cambio de piel, el cubano Guillermo Cabrera Infante publicaría -aunque con cortes por la censura franquista- Tres tristes tigres y, sobre todo, Gabriel García Márquez hizo pública una novela que había preparado toda su vida y por la cual había pasado las de Caín durante sus dieciocho meses de redacción: Cien años de soledad.

La novela fue admirada unánimemente, Gabo alcanzó fama universal, sus libros anteriores -que no pasaban de la medianía, a pesar de que hay quienes adoran la novelita El coronel no tiene quien le escriba (1958)- fueron reeditados rápidamente y en 1982 obtuvo un merecido Premio Nobel de Literatura (habría que sumar entre otras El otoño del patriarca y Crónica de una muerte anunciada a sus méritos cuando recibió el premio). Hay mucho que decir sobre Cien años de soledad, así como de El amor en los tiempos del cólera (1985), novela que Gabo considera mejor.

El boom seguía fuerte en 1970 cuando ya estaban en su candela de trampolín a la fama Juan Carlos Onetti (Junta cadáveres, 1964), Alejo Carpentier (El siglo de las luces, 1962), Jorge Luis Borges y Juan Rulfo. 

Ese año el chileno José Donoso presentó otro ejemplo de la enorme creatividad de estos lados con su ambiciosa novela El obsceno pájaro de la noche (por cierto, también ha escrito el único documento "desde adentro" sobre el boom: Historia personal del "boom").

c) Hiperliteratura latinoamericana y mexicana para el resto del mundo.

La presencia del español Luís Buñuel en México y Latinoamérica es fundamental para la narrativa y el cine del continente, y quizá desde el momento en que se estrena Los Olvidados, una película que no pasaría inadvertida para Octavio Paz, Carlos Fuentes, Julio Cortázar o Guillermo cabrera Infante, quienes escribirían importantes páginas mostrando su valor; y para cineastas como Nelson Pereira Dos Santos, Fernando Birri, Raúl Ruiz o Arturo Ripstein, para nombrar sólo a unos pocos.

El narrador omnisciente que sitúa la acción de la película se encarga de anunciar desde un principio lo que valdría para el resto del mejor cine y arte latinoamericano, en contra de lo que mucho público y críticos deseara: “México, la gran ciudad moderna, no es la excepción a esta regla universal, por eso esta película basada en hechos de la vida real no es optimista y deja la solución del problema a las fuerzas progresivas de la sociedad”.

La película inicia con el regreso del Jaibo de la correccional a su antigua barriada y al grupo de niños y adolescente en los que él tiene un gran liderazgo: sobre todo en Pedro, el protagonista. Paralelo a esta situación se muestra la llegada de un niño campesino que se ha perdido en la ciudad y entra en contacto con esta misma banda.

Buñuel no ahorra detalles en mostrar la crueldad con que estos niños responden a su situación de abandono estatal y familiar: el robo y golpiza al ciego, el maltrato al incapacitado y finalmente como entre ellos terminan matándose. Por primera vez no se nos muestra una infancia abandonada inocente, sino que parte con la exposición de una realidad concreta: la criminalidad y crueldad que brota en estos niños y jóvenes. No hay inocencia ni en los victimarios ni en las víctimas.

Otro aspecto importante es la forma en que conviven en estas márgenes de la ciudad las rudas costumbres de la supervivencia urbana con la tradición rural de sus costumbres, animales y mitos en relación con la salud, que se expresan de una manera surrealista también en los sueños de los personajes, donde la mujer, la madre y la muerte son una presencia constante.

La idea de una ciudad inconclusa y en constante transformación, se expresa en la imagen de un gran edificio en construcción abandonado, donde los muchachos terminan jugando y haciendo sus peores canalladas: la apedreada al ciego o el asesinato de uno de sus compañeros.

Otra imagen del centro de la ciudad son sus atrayentes calles, con sus luces y vitrinas, donde un niño es asediado por un pederasta, se trata del peligro de esos elementos atrayentes de la gran ciudad. La asistencia del estado se muestra sobre todo a través de la granja donde se recluye y corrige a los niños más problemáticos, pero la violencia es una pulsión inevitable ante el sufrimiento y desamor acumulado en estos jóvenes.

Así parece imposible salir del círculo vicioso mostrado por Buñuel, de aquellos que viven y mueren entre la basura sobrante del desarrollo de estas inmensas ciudades.

d) Tradición latinoamericana y mexicana en el hipertexto.

Historia de la Filosofía en la UNAM. Sus obras han sido traducidas a los idiomas más difundidos (inglés, alemán, francés, ruso, italiano, entre otros).Dentro del pensamiento de identidad cultural latinoamericana, Leopoldo Zeadestaca como una de las figuras señeras del siglo XX.

Desde su ensayo seminal, “En torno a la filosofía americana”(1942), su obra ejemplifica y marca las etapas que ha seguido el pensamiento latinoamericano, desde los intentos de recuperación del patrimonio cultural hasta la formulación, a partir de la década de los sesenta, del discurso de la liberación. Por la distribución geográfica de sus ensayos, por el contenido y, sobre todo, por la repercusión e influencia de sus ideas, Zea es un filósofo continental. Autor prolífico, ha publicado más de cincuenta libros de ensayos, en su labor intelectual destaca igualmente como líder del movimiento latinoamericanista y como incansable motivador y organizador él mismo de encuentros de intelectuales en los distintos países latinoamericanos.

Sus ensayos son difíciles de clasificar; pertenecen a lo que a partir de la década de los ochenta se viene denominando “Estudios Culturales”. Su preocupación, sin embargo, se ha mantenido constante: son reflexiones sobre el problema de la identidad, sobre las estructuras que gobiernan la ineludible interculturalidad de los pueblos latinoamericanos. El contexto de su obra es, pues, Latinoamérica, pero su vocación nacional (México), su vocación regional (Latinoamérica), se desarrolla en el contexto de la cultura occidental y con proyección explícita a una dimensión incluyente que busca la liberación del ser humano.

Leopoldo Zea y Aguilar nace en la Ciudad de México el 30 de junio de 1912. Su inquietud intelectual le llevó de muy joven, en 1929, a participar en el proceso de la candidatura presidencial de José Vasconcelos; en la década de los años 30 colaboró en el diario El Hombre Libre.

En sus inicios en la década de los cuarenta, Zea da a conocer su labor filosófica principalmente a través de dos revistas mexicanas de dimensión continental: Cuadernos Americanos y Filosofía y Letras. En la primera, que destaca por la prosa ensayística de sus páginas, difunde su pensamiento más influyente; en la segunda, más técnica, se acredita ante la comunidad académica por la profundidad de sus ideas. Pero en ambas revistas deja plasmada una de las notas distintivas de su estilo ensayístico: la profundidad del tema no debe afectar la claridad de la exposición.

Zea escribe, es verdad, para un público culto, pero sin el vocabulario técnico del especialista. Su primer libro de repercusión continental, El positivismo en México(1943), es un ejemplo temprano de su afiliación a lo que ahora denominamos “Estudios Culturales”; se trata de una obra interdisciplinaria escrita con la profundidad del especialista, con la preocupación estilística del artista y, ante todo, con el espíritu reflexivo del ensayista que busca primordialmente el diálogo. Leopoldo Zea cuestiona, problematiza, las proyecciones logo centristas, especialmente las que han pretendido imponer las perspectivas europeas que, en Latinoamérica, parecían perpetuar una situación de coloniaje cultural.

Referencias:

https://es.answers.yahoo.com/question/index?qid=20120801172357AAdG8tC
http://revistas.ucm.es/index.php/ALHI/article/view/ALHI0606110221A
http://www.monografias.com/trabajos30/modernizacion-ciudad-literatura/modernizacion-ciudad-literatura.shtml?news
http://www.buenastareas.com/ensayos/Modernizaci%C3%B3n-Hispanoamericana/7658704.html
http://www.uca.edu.sv/revistarealidad/archivo/4e26024b68983elmodernismo.pdf





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